Ante el naufragio
Si el naufragio se avecina, mira bien,
que dispones de una barca
y no tienes que temer.
Mas prepara provisiones
y alguna ropa de abrigo
para quitaros el frío,
por si acaso el rescataros se demora.
No te olvides un silbato,
un clarín… ¡lo que haga falta!
Habrá muchos que, angustiados
–apenas en una balsa–,
si lo escuchan en la noche
nadarán hacia tu barca.
Arrópales al subir,
con lo mejor de tu alma.
La penuria pasará.
Entretanto, ve marchando.
«¡Fortaleza y Dignidad!»
es la marca de tu emblema.
Solo tienes que esperar
a que, despacio, amanezca.
Os aguarda un arco iris
derrochando su belleza…
Teresa Cubas Lara
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La espera vale la pena
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Saludos, es hermoso este poema del naufragio. Creo es importante puntualizar, que nuestras vidas se vuelven un naufragio y no por ello debemos hundirnos, sino tener un rayo de esperanza. Es salir a flote y no desesperarnos con la vida de sus alta o bajas. Ha veces uno se enfrenta a ciertas situaciones, cree uno se va a hundir, pero esa luz nos alumbra para seguir adelante.
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Muchísimas gracias por la publicación del poema. Me siento muy honrada de colaborar en las páginas de RevistAcrópolis.
Un fuerte abrazo al equipo editorial. Teresa
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