Radiaciones electromagnéticas y salud (I): El efecto de la electrónica

Vivimos inmersos en un océano de radiaciones electromagnéticas, continuas, incesantes e imperceptibles; unas son de causas naturales y otras producidas por el ser humano. La afectación que estas tienen sobre la salud humana constituye un aspecto controvertido en el campo de la ciencia, debido a que las radiaciones electromagnéticas pueden tener o no efectos biológicos demostrables.

Algunos efectos biológicos pueden ser inocuos, como la radiación solar; otros, por el contrario, pueden desencadenar enfermedades como el cáncer, la esterilidad y otras menos conocidas. Fue un ejemplo estudiado hace muchos años, que los primeros operadores de radares durante la II Guerra Mundial, desarrollaron distintos tipos de cáncer, y además se volvieron estériles, lo que obligó a tomar medida de protección.

La especie humana vive en un manantial electromagnético natural como el campo geomagnético y los fenómenos atmosféricos, generados en el sol, y en la estructura interna de la tierra, solo por nombrar dos de ellos. Ahora se deben añadir los producidos por el hombre. En un principio estos estaban en relación a torres eléctricas, torres de trasmisión de radio, algunos aparatos pocos electrodomésticos, usos industriales específicos y los radares. En los últimos años hay un incremento sin precedentes de fuentes de campos electromagnéticos utilizados con fines diferentes.

Se emplean en la industria, la medicina, el comercio, las comunicaciones, la educación, y prácticamente han invadido el hogar y la vida diaria. Todos manejamos celulares a diario y muchos trabajan con una computadora. El grado de producción de campos electromagnéticos ha alcanzado niveles tales que los expertos alertan de una contaminación ambiental a la que llaman “electro smog”.

Espectro de radiación electromagnética

El abordaje científico de este tema es sumamente complejo debido a la presencia de importantes intereses económicos y políticos a nivel internacional. Estos intereses se manifiestan tanto en la afirmación de que las radiaciones son inocuas como en la postura opuesta que indica que son altamente nocivas. En consecuencia, la mayoría de los estudios tienden a mostrar un sesgo a favor o en contra de alguna de estas perspectivas, lo que dificulta considerablemente la comprensión completa del fenómeno en toda su magnitud.

Lo que sí es cierto, desde una perspectiva médica, es que toda exposición a cualquier fuente externa puede o no causar daños dependiendo del tipo y calidad de la fuente (en nuestro caso frecuencia/intensidad/distancia) y el tiempo de exposición. No es lo mismo realizar una llamada de celular de 3 minutos, que una de 30 minutos, y la prueba simple la tenemos en que luego de una llamada prolongada por celular, los tejidos cercanos al equipo, se calientan indicando que han recibido una exposición que está muy por encima de lo natural.

No hay todavía “evidencia” científica que demuestre que el uso normal y moderado de los equipos generadores de ondas electromagnéticas, sean causantes como se dice de leucemias, tumores cerebrales, infertilidad, infartos, alteraciones de las funciones mentales.

De todas formas, se recomiendan algunos consejos:

  • Utilizar el celular el menor tiempo necesario y preferentemente con auriculares o manos libres, para alejar el emisor (equipo) del cerebro y aparatos auditivo-vestibular.
  • Alejar, especialmente al dormir, toda fuente de radiación como son: cargadores, radio despertadores, celulares, transformadores, pantallas (mínimo 1,5 metros de distancia).
  • No permanecer cerca (menos de 1 metro) de micro ondas, y preferentemente dejar reposar los alimentos calentados o cocinados al menos por 40 segundos luego de apagar el equipo.
  • Mantener las pantallas (televisores, monitores) a no menos de 60 centímetros de nuestro cuerpo. Para los que trabajan muchas horas con pantallas, recomendamos cada 40 minutos alejarnos al menos 5 minutos.
  • Modem y routers deberán mantenerse siempre lo más lejos posible de las zonas que habitamos, especialmente donde permanecemos más tiempo; evitar que estén a menos de 3 metros.
  • Repetimos que es fundamental el tiempo de exposición. Ningún equipo que se vende actualmente en el mercado supera los estándares aceptados para la salud en cuanto a intensidad y frecuencia de la radiación, pero no indican hasta cuánto tiempo de exposición son seguros, con lo cual no hay datos sobre daños por sobre exposición.
  • Como decían Los Estoicos, “Nada en exceso”.

Continuará…

Dr. Gustavo Porras

Centro Médico SERAPHIS Argentina.

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