Héroes de la Historia: Publio Cornelio Escipión, el Africano

Publio Cornelio Escipión, el Africano, fue uno de los mejores generales del mundo antiguo. Sus notables triunfos militares no solo cambiaron la historia de Roma sino que  le permitieron convertirla en la Gran Civilización que iluminó nuestra cultura occidental.  De ahí la importancia y trascendencia de la vida de este General Romano. Su paso por el mundo dejaría una huella imborrable.

Nacido en el año 236 a.C. en el seno de una familia Patricia vinculada a la historia  política y militar de la Roma Republicana. El contexto histórico en el cual vivió nuestro personaje era la etapa de las guerras púnicas. Por guerras púnicas se denomina la serie de tres guerras libradas entre Roma y Cartago en el período que va desde el año 264 hasta el 146 a.C. El conflicto entre el Imperio Cartaginés y la pujante Republica de Roma, determinó de alguna manera, el futuro de nuestra civilización occidental.

El término púnico deriva del latín punicus o poenicus e identifica a los cartaginenses, en referencia a los fenicios, antepasados de  éstos.

Luego del triunfo romano sobre Cartago en la primera de las guerras púnicas, Roma se encontraba en una época de progreso y pujanza. Sin embargo en el año 219 a.C. Aníbal Barca, general cartaginés hijo del Gran Amílcar Barca, considerado también uno de los genios militares más importantes de la historia, invade Sagunto, ciudad hispánica aliada de Roma, dando comienzo a la Segunda Guerra entre Cartago y Roma.

El enemigo imparable

Por muchos años, Aníbal se convierte en el terror del pueblo romano, venciendo una y otra vez a las legiones en diferentes batallas, y llegando hasta las puertas de la misma capital Itálica, Roma, luego de haber cruzado los Alpes de forma prodigiosa con su ejército de miles de hombres y más de 80 elefantes.

Aníbal acecha Roma.  Y para enfrentarlo,  se envían legiones a Hispania con la intención de cortar el suministro de víveres y debilitar al general enemigo.

En esos años Publio pierde a su padre y a su tío, quienes  luchan contra los ejércitos de Aníbal y terminan perdiendo la vida en los hostiles territorios iberos.

Roma está a punto de caer ante un enemigo temible e invicto.  Entonces aparece un joven Escipión que jura vengar la muerte de su familia y defender a su pueblo.

El Joven General

Con apenas 24 años y dos legiones, viaja a Hispania y en poco tiempo conquista la capital del Imperio Cartaginés en la península ibérica. La espectacular toma de Cartago Nova, le permite a Escipión obtener la confianza de sus soldados e iniciar una campaña de conquistas y triunfos, eliminando poco a poco a los ejércitos de Aníbal en ese territorio hispánico

Con varios triunfos en su haber y a su regreso a Roma, Escipión es nombrado Cónsul, lo que le permite concretar su plan de llevar la guerra a África, para sacar a su enemigo de Italia.

Finalmente en el año 202 a.C. Escipión y Aníbal se ven las caras en la mítica batalla de Zama, propiciando al general romano  una contundente victoria y la  inmortalidad de su nombre al ser apodado “el Africano”, y poner fin a la Segunda Guerra Púnica luego de 18 años.

La batalla de Zama, el fin del imperio cartaginés

Escipión, el Africano, regresa a Roma con todos los honores, y se convierte en la persona más influyente de la República, ostentando el cargo de Príncipes Senatus,  “primer senador vitalicio”.

Sin embargo, esto aviva los ya existentes enfrentamientos y rencores con miembros del senado romano que no veían con buenos ojos el poder acumulado del Joven General. Escipión quería una Roma que continuara su expansión por todo el Mediterráneo.

En el año 194 es nombrado nuevamente Cónsul y comienza las operaciones para una nueva campaña contra el rey de Siria Antíoco III. En la corte del rey estaba exiliado su enemigo íntimo Aníbal, con quien tiene un encuentro memorable en Éfeso.

Batalla de Zama

Algunos años más tarde, en el 190 a.C. con Lucio Escipión (su hermano) como comandante y Publio como consejero militar, el ejército romano obtiene una importante victoria sobre Antíoco III en la batalla de Magnesia, lo que significó una mayor expansión del futuro Imperio.

A pesar de las victorias y las riquezas proporcionadas por Escipión, Roma no tardaría en volverse en contra del Africano. Por otro lado la riqueza generaba cambios en los hábitos de los ciudadanos. En el pasado, ciudad austera y tradicionalista, Roma se encontraba en la opulencia, el lujo y una creciente “helenización” o extranjerización. Todo esto, no hacía más que acrecentar el odio y la sed de venganza contra los Escipiones, especialmente de Catón, el censor, quien se convertiría en su principal enemigo político.

Su hermano Lucio es acusado de corrupción, y el mismo Publio de haberse dejado sobornar por Antíoco III al haberle perdonado la vida a su hijo luego de la batalla de Magnesia. A Escipión lo acusan de querer comportarse como un rey, ejerciendo él solo todo el poder y poniendo en riesgo la República.

El Africano rechaza defenderse públicamente y se retira a su finca en Liternum donde pasa sus últimos años.

Ante la marcha de Escipión, Tiberio Graco, un enemigo personal del General, recordó lo que había hecho este por Roma, afirmando la injusticia que se estaba cometiendo con él y la deshonra que traería este hecho para la Historia Romana. Así dicen que habló Tiberio Graco:

 “¿Va a estar aquí a vuestros pies, tribunos, el gran Escipión, conquistador de África? ¿Para esto capturó a Sífax, derrotó a Aníbal, hizo a Cartago tributaria nuestra, obligó a Antíoco a retirarse? ¿Nunca llegarán los varones preclaros a una ciudadela segura donde su ancianidad descanse libre de ataques?”.

Escipión murió en su finca, alejado y traicionado por el senado de Roma. En su epitafio, se lee: “¡Patria ingrata, ni siquiera posees mis huesos!”

Publio Cornelio Escipión, el Africano, no sólo fue  uno de los mejores militares de la Historia de Roma sino que salvó a Roma y le permitió ser lo que fue: un Imperio Universal que todavía ilumina nuestra civilización.  Escipión Africano luchó con inteligencia y valor aunque fue incomprendido y traicionado.

Sus palabras:

“Sírvete, oh patria, de mis beneficios sin mi presencia. He sido para ti la causa de la libertad, seré también la prueba de que la tienes: me marcho si me he encumbrado más de lo que a ti te conviene”.

Matías Taiah

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