Personajes de la Filosofía: Erasmo de Rotterdam

Cuando Erasmo fue acusado por la Iglesia de Roma de haber sido el causante de la Reforma de Lutero, negó haber tenido intención alguna de dividir a la Iglesia ni causar la revolución luterana. La iglesia, entonces, le señaló su responsabilidad en el tema con una célebre frase:

«Usted puso el huevo y Lutero lo empolló».

A lo que el teólogo respondió con ironía: «Sí, pero yo esperaba un pollo de otra clase».

Natural de Holanda, Erasmo (1466-1536) fue hijo natural de un sacerdote y la sirvienta de este. Era un gran erudito y un teólogo prominente. Profesor titular de Teología en la Universidad de Cambridge en Inglaterra, durante el reinado de Enrique VIII, hizo allí amistades que le durarían toda la vida como, por ejemplo, Tomás Moro.

De espíritu inquieto e independiente, abandonó su privilegiado puesto en Cambridge para viajar por diferentes lugares.

Vivió en Italia, trabajando en una imprenta. Recibió el título de Doctor en Teología y varias veces se le ofrecieron trabajos bien pagados como profesor, pero no los aceptaba porque decía que tenía suficiente con lo que ganaba en la imprenta, aunque no fuera mucho. Muestra de sus intereses en la vida es esta frase:

«Cuando tengo un poco de dinero, me compro libros. Si sobra algo, me compro ropa y comida».

Acosado por las críticas decide marcharse a Basilea (Suiza). Cuando Basilea se hace protestante, Erasmo se instalará en Friburgo.

Texto de Erasmo tachado por la inquisición

Realizó una nueva traducción de la Biblia que posteriormente sirvió a Lutero para su reforma. Sus explicaciones sobre el Nuevo Testamento aparecieron en latín, pero realizado con un sencillo lenguaje muy accesible a cualquiera. Esto fue revolucionario ya que puso los más complejos problemas religiosos al alcance de todos los lectores del continente, universalizando y haciendo accesibles numerosas cuestiones que hasta ese momento habían sido exclusivas de una pequeña élite intelectual eclesiástica.

El impacto de la obra de Erasmo, a pesar de estar escrita en latín, fue enorme en la sociedad renacentista y, por ello, de inmediato se tradujo a todas las lenguas vulgares de los países europeos.

Su obra más famosa es Elogio de la Locura, obra de carácter satírico donde critica la corrupción eclesiástica.

Erasmo pensaba que tanto los colegios como las Universidades y, en general, la misma Iglesia, impedían pensar libremente y que continuaban anclados en la época medieval.

Instado a tomar partido en la lucha entre católicos y luteranos, Erasmo proclamará su independencia y nunca se unirá activamente a Lutero ni al otro bando, rechazando convertirse en un líder activo de la Reforma como le reclama Lutero mismo.

Erasmo afirmaba que la reforma podía hacerse perfectamente sin recurrir a cambios doctrinales puesto que lo que él criticaba era la corrupción de los eclesiásticos.

En los últimos años de su vida, católicos y reformistas se enfrentaban unos contra otros, se mataban, torturaban, quemaban, y se peleaban entre sí. En ese momento la razón estaba siendo sustituida por la violencia; unos y otros cometían las peores atrocidades en nombre de Dios. Los soldados y cañones reemplazaron a los argumentos.

Erasmo pudo saber que en París habían quemado a fuego lento a la persona que traducía sus libros. En Inglaterra, un año antes de la muerte de Erasmo, sus dos amigos, John Fisher y Tomás Moro, habían caído bajo el hacha del verdugo, y su amigo suizo Zuinglio, había muerto en el campo de batalla.

«Ya no hay espacio para la libertad de pensamiento, para la comprensión y la tolerancia, es decir, ya no hay espacio para Erasmo».

La libertad de pensamiento y la tolerancia religiosa, en épocas de conflictos y separatividad entre hermanos, fue lo que motivó la vida de Erasmo. Hoy día existen multitud de escuelas, colegios y universidades que llevan su nombre, como es la Universidad de Róterdam. La Red de la Comunidad Europea para Intercambios Académicos lleva asimismo el nombre de Programa Erasmus en homenaje al carácter multinacional y europeísta del filósofo humanista.

Victoria Calle

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