La palabra «invento» proviene del latín inventus, participio pasado del verbo invenire, que está compuesto por el prefijo «in-» (que indica «hacia adentro») y el verbo «-venire» (que significa «venir»). En griego clásico, la palabra equivalente a «invento» es «εὕρημα» (heúrēma) y se refiere a un «hallazgo» o «descubrimiento».

En el mundo clásico, se enseñaba que el alma humana era sabia por naturaleza, por lo que, para encontrar respuestas y soluciones a las inquietudes humanas, había que aprender a mirar dentro de uno mismo. Por lo tanto, etimológicamente, «invento» se relaciona con la idea de encontrar algo en nuestro interior.

¿Será que inventar es descubrir lo valioso que llevamos dentro y ponerlo en obra?