Mitos y Narraciones sobre el Más Allá

Qué le ocurre al ser humano después de la muerte ha sido y es una de las preocupaciones constantes a las que desearíamos poder darle una buena respuesta.

La muerte es, querámoslo o no, uno de los misterios más importantes a que nos enfrentamos. Estamos lejos de poder mirarla con tranquilidad o sin un silencioso interrogante que denuncia nuestra ignorancia y perplejidad. El hombre dedicó gran parte de su vida a descifrar ese mundo que le azoraba y le introducía en una verdadera encrucijada existencial.  Pero… ¿Existe el más allá? ¿Es que habrá otro mundo u otra dimensión donde continúa la vida?

La respuesta afirmativa o negativa a esta pregunta dependerá de la creencia o no en la existencia de algo que pervive a la indiscutible muerte del cuerpo, eso que en nuestra cultura occidental conocemos con el nombre de “alma”. La respuesta, por tanto, está íntimamente ligada a la idea que se tenga sobre lo que es el ser humano.

La creencia en la persistencia de la vida después de la muerte está atestiguada desde la Prehistoria por lo que podemos afirmar también que ya en esas épocas se consideraba al ser humano como algo que trascendía al cuerpo. Pareciera que esta creencia en la existencia de un alma que sobrevive a la muerte tuviera un carácter universal, tanto en el tiempo como en el espacio, ya que la encontramos repartida por todas las culturas tanto las más primitivas como en el seno de refinadas civilizaciones.

Pero nuestros antepasados no se limitaron a una simple creencia vaga o difusa sobre el tema, sino que la misma formaba parte de una concepción completa, sobre el hombre y el mundo, inserto en un complejo religioso y vital que permitía al hombre integrarse al cosmos.

Es evidente que reflexionar sobre qué sucede después de la muerte se basa en la creencia fundamental de que la vida continúa, es decir, en la creencia en la inmortalidad del alma. Independientemente de nuestras opiniones sobre el más allá, todas las culturas compartieron la premisa común de que hay algo que persiste más allá de la muerte del cuerpo.

El Cuerpo y el Alma

Desde una perspectiva simple se puede entender al hombre como un compuesto de doble: un cuerpo mortal y un Alma Inmortal. La muerte sería el momento en que este compuesto se separa y cada componente vuelve a su lugar original.

Que el cuerpo vuelve a la “tierra” es algo que todos sabemos y podemos comprobar, pero y el Alma… ¿dónde va el Alma? ¿Cuál es su lugar de origen? Ante esta pregunta aparece de manera muy evidente que ignoramos en realidad qué es esto que llamamos Alma. Decir que es nuestra parte inmortal es algo, pero no es suficiente para conocer su naturaleza. Esta ignorancia, este no saber apenas nada del alma, nos impide conocer algo sobre su verdadera vida. El alma toma cuerpo o lo abandona y a esto llamamos respectivamente nacer y morir, pero, ¿qué es del alma antes de nacer?, ¿qué es de ella después de morir? Aunque habría otra buena pregunta para tratar de contestarnos: ¿qué es del alma mientras vivimos?

Este tema ha preocupado a través de la historia a filósofos y pensadores dedicados al conocimiento del espíritu.  A través de ellos el hombre común supo que este espíritu que le anima es de naturaleza divina y que pertenece al mundo de los dioses.

Dentro del mundo antiguo existía una concepción del hombre de que la conciencia humana se desenvolvía en tres planos: el físico, el psíquico y el espiritual. En esta división tripartita, habría que distinguir entre el alma psíquica y el alma inmortal, siendo esta última la que nosotros llamamos espíritu.

Hay en el hombre un instinto natural de inmortalidad. Esta inmortalidad fue objeto de estudios y certezas que se trasmitieron a través del tiempo. Es difícil para el ser humano de hoy penetrar el significado de las innumerables tradiciones antiguas sobre el más allá, sin acercarse a la visión del mundo que tenían nuestros antepasados, dado que el destino después de la muerte se encontraba inmerso en el mundo de los símbolos.  De esta idea del mundo según ellos lo percibían, es que destacaremos brevemente algunas, que nos ayudarán a comprenderlo.

 Continuará…

Victoria Calle

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