El Emperador Amarillo y la permanencia de la civilización china

La Edad de Oro china

China es uno de los focos civilizatorios más antiguos del mundo y tiene la maravillosa particularidad de haber sobrevivido por miles de años, manteniendo cierta continuidad hasta la actualidad. La existencia de documentos escritos de 3500 años de antigüedad ha permitido el desarrollo de una tradición historiográfica muy precisa, que ofrece una narración desde las primeras dinastías hasta los tiempos contemporáneos.

La civilización china es tan antigua que sus registros se pierden en el tiempo y su origen se entrelaza directamente con el “tiempo” mitológico. Esta forma cultural tiene sus comienzos en las cuencas de los ríos Amarillo y Yuangtze, donde surgieron las primeras dinastías: 1) Xia (2070 – 1600 a.C.) de la que se conocen los nombres de sus reyes, pero no existen registros del período; 2) Shang (1600 – 1046 a.C.) la primera con existencia histórica documentada y 3) Zhou (1046 – 256 a.C.).

El período histórico registrado comienza estrictamente con la dinastía Shang hacia el 1600 a.C., aunque previamente habría existido una Edad de Oro mítica, de antigüedad incalculable, siendo la dinastía Xia el eslabón que unificara el mito con la historia.

Mapa del Río Amarillo, cuna de la civilización china.

La tradición china atribuye a los Tres Augustos y los Cinco Emperadores la fundación de la civilización china, siendo los gobernantes del áureo período mitológico. Ellos habrían desarrollado las instituciones sociales, culturales y económicas, como la familia, la agricultura o la escritura, entre muchas otras disciplinas, que permitieron el nacimiento de una milenaria civilización.

Según el mito, los Cinco Emperadores eran grandes sabios, encarnaciones de la sabiduría celeste (más cercanos a dioses que a humanos), que poseían un gran carácter moral y habrían permitido una comunicación directa entre el mundo divino y el humano, sosteniendo así la vida en armonía.

Por su parte, los Tres Augustos eran semidioses que utilizaban sus capacidades para ayudar a la humanidad a desarrollarse, enseñando habilidades y conocimientos civilizatorios. Debido a su elevada virtud, vivieron hasta una edad avanzada y gobernaron durante un período de gran paz.

¿Quiénes fueron estos sabios?

Las fuentes históricas chinas coinciden en el número de tres augustos y cinco emperadores, pero las identidades de estos varían, existiendo versiones diversas.

Fuxi y Nüwa.

Suele mencionarse que la identidad de los Tres Augustos es: Augusto Celestial, Augusto Terrenal y Augusto Humano, aunque también suelen asociarse estos roles divinos con Fuxi, Nüwa y Shennong.

A Fuxi y Nüwa se les atribuye la invención de la escritura, la pesca, la caza, así como la astronomía, astrología, geometría y matemática, pues se los suele ver sosteniendo el compás y la escuadra. Mientras que Shennong, cuyo nombre significa “divino granjero” y quien habría vivido 5000 años, transmitió las enseñanzas para la agricultura, inventando la pala y descubriendo el uso del té.

Respecto a las identidades de los Cinco Emperadores, según el Libro de los Ritos[1] y asociados a los puntos cardinales, se pueden encontrar: Taihao (Este), Yandi (Sur), Shaohao (Oeste), Zhuanxu (Norte) y el Emperador Amarillo (Centro).

Antigua representación de Shennong.

El Emperador Amarillo

También conocido como Huangdi, es una figura legendaria y uno de los personajes más importantes en la historia y la mitología china, siendo considerado como uno de los ancestros culturales de la civilización del río Amarillo. Pasó a la historia como líder sabio y poderoso guerrero, convirtiéndose también, en un símbolo de la identidad y el espíritu chinos.

Aunque hay debates sobre la historicidad de Huangdi, es venerado como un gran gobernante, héroe cultural y civilizador. Se le representa como conquistador, juez, inmortal, dios de la montaña Kunlun y del centro de la Tierra.

Entre las leyendas sobre su origen y su vida, se cuenta que su madre quedó embarazada por un rayo caído del cielo nocturno y que, tras veinte años de embarazo, nació con la capacidad de hablar, representando así, su elocuencia, voluntad y sabiduría. También se cuenta que posee un tambor hecho con piel de kui, un ser mitológico que puede producir lluvia, viento o sequía, mostrando su habilidad para generar vida o llamar a la lluvia para que la genere.

Originalmente habría sido un dios de la guerra que en las tradiciones tempranas desempeñaba un papel poco importante, pero que más tarde se convertiría en uno de los inmortales[1] del taoísmo. Algunos lo identifican con el dios tocario[2] del trueno Ylaiñäkte, simbólicamente semejante a otras divinidades indoeuropeas, como el dios Wotan germánico, el griego Apolo y el celta Lug.

Según la tradición, se le atribuyen numerosos inventos y desarrollos en áreas como la medicina, la astrología y la escritura. Entre sus contribuciones más destacadas se encuentra el Huangdi Neijing (Canon Interno del Emperador Amarillo), uno de los textos más antiguos de la medicina tradicional china, que establece tópicos fundamentales, como la teoría de los cinco elementos, el yin-yang, y la acupuntura. También se menciona que introdujo técnicas avanzadas de agricultura, incluido el uso del arado y la creación de un calendario lunar. Según otra leyenda, su mujer Luo Zu, enseñó a los chinos cómo tejer la seda de los gusanos.

Aunque el taoísmo como filosofía se desarrolló mucho después de la época en que se supone que vivió Huangdi, su figura es a menudo venerada en el taoísmo como un sabio ancestral. Como todo héroe civilizatorio, Huangdi es a menudo considerado un unificador de tribus fragmentadas, que estableció una forma temprana de gobierno centralizado. La idea de «Descendientes del Emperador Amarillo» se usa a menudo para enfatizar la unidad y la continuidad de la nación china. Su imagen y enseñanzas han influenciado la ética, el comportamiento y los valores chinos durante milenios.

Comentarios finales

La historia de China, una de las civilizaciones más antiguas y continuas del mundo, se encuentra intrínsecamente entretejida en un tapiz de mitos y leyendas que han formado su identidad cultural y política a lo largo de los milenios. Desde los misteriosos orígenes de la dinastía Xia y el poderoso Emperador Amarillo, China mantuvo su cultura viva, incluyendo ciencias, artes, formas políticas y religiosas, durante al menos 3500 años, conformando un fascinante ejemplo de continuidad y permanencia de valores e ideales en el tiempo.

Tan antiguo es su origen histórico, que difícil es hacerse una imagen del tiempo que pasó… sin embargo, más sorprendente son sus principios atemporales que dieron un centro y guiaron el desarrollo de toda la cultura.

Los conocimientos descubiertos, atribuidos a los Tres Augustos y los Cinco Emperadores, provienen de un mundo divino, por eso sus dioses y semidioses fueron los encargados de bajarlos a la tierra. El Emperador Amarillo fue uno de sus representantes más significativos, encarnando el ideal de líder sabio que logró unificar y dar nacimiento a una milenaria forma civilizatoria. Huangdi, como también se lo conoce, fue un pilar en el desarrollo de China y el reflejo más claro de su identidad, el modelo de ser humano al que aspiraron alcanzar.

Con la fuerza de un rayo caído del Cielo, la sabiduría que sembró el Emperador Amarillo sigue dando frutos miles de años después, siendo el corazón de una vasta civilización que al día de hoy sigue latiendo.

Franco P. Soffietti


[1] Los ocho inmortales son un grupo de deidades de la mitología china, que habrían existido terrenalmente, practicando las técnicas de la alquimia y los métodos de inmortalidad oriental, hasta alcanzar la verdadera inmortalidad final mediante el Tao.

[2] Los tocarios fueron los hablantes de un idioma indoeuropeo que habitaron en el oeste de la actual República Popular China. Su peculiar cultura se extendió desde cerca del 1800 a. C. hasta finales del primer milenio de nuestra era.

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