La palabra “vocación” proviene del latín vocatio, que significa “llamada” o “invocación”. En sus orígenes, el término tenía una connotación mística ya que se asociaba a un llamado de los dioses.
En griego clásico, el término utilizado para expresar el concepto de «vocación» era κλῆσις (klêsis), que también significaba lo mismo que vocatio. La palabra era empleada tanto en un sentido religioso como en un sentido más general. Podemos encontrar un ejemplo mitológico de esta palabra en el nombre del héroe griego Heracles (Ἡρακλῆς), que etimológicamente pudiera significar “El invocado por la diosa Hera”.
¿Será que, de la mano de las tradiciones antiguas, encontramos nuestra vocación cuando escuchamos el llamado de nuestra alma?