Ciudades predinásticas del Antiguo Egipto: Nején, la ciudad del Halcón

La antiquísima ciudad de Nejen hunde sus raíces en lo más profundo de los orígenes de Egipto. Fue llamada Hierakómpolis por los griegos ya que el significado de su nombre se referías a un antiguo dios halcón, Nejeni, asimilado con Horus y llamado tradicionalmente como el “Halcón de Nejen” o el “Horus de Nejen”.

Nején, significa “fortaleza”, un lugar alto y, el dios Nejeni, puede traducirse por “el elevado” o “el que está en lo alto”

Durante lo que se suele llamar el periodo predinástico de Nagada, Nején fue una gran ciudad a orillas del Nilo junto a otros centros que fueron desarrollándose simultáneamente y posteriormente como Edfú, Abydos, Tebas o la aún no encontrada Tinis.

Hacia el 3.500 a. C., Nejen era la ciudad más importante de todo Egipto llegando a contar unos diez mil habitantes aunque hay quien estima que pudo llegar a albergar  setenta y cinco mil habitantes, algo inusitado para la época. Por sus restos podemos saber que mantenía comercio con regiones lejanas como Mesopotamia, que tenía importantes talleres artesanales y, en general, señales de una buena economía.

La ciudad también mantenía contactos con Nubia, al sur, de dónde procedían exóticas mercancías, así como productos procedentes de las explotaciones mineras del desierto. Todo ello convertía a Nejen en un nudo comercial próspero que controlaba las riquezas y el comercio de las zonas adyacentes. Por los restos sabemos que se fabricaban diariamente grandes cantidades de cerveza lo que nos hace imaginar la bulliciosa vida de una gran ciudad de la época; también tenemos la evidencia más antigua del consumo de vino en Egipto que llegaba desde más de mil kilómetros.

Toda la ciudad estaba rodeado por un gran muro de ladrillo muy ancho, hecho de adobe, del que aún se conserva una parte a pesar de ser el adobe un material muy perecedero y haber pasado más de cinco mil años.

Entre otros hallazgos, la ciudad parece haber albergado un zoológico que incluía animales como hipopótamos, antílopes, elefantes, monos y gatos salvajes.

Es en este lugar dónde fueron encontrados restos tan famosos de la protohistoria egipcia como la paleta de Narmer, la maza del llamado rey escorpión o la estela del rey serpiente. También numerosas figuras de marfil y utensilios y armas de piedra finamente talladas. Precisamente, la llamada paleta de Narmer nos muestra al faraón en ambas caras llevando alternativamente las coronas blanca y roja, señalándole así como señor de las Dos Tierras y, por tanto, habiéndose realizado ya la unión del Alto y Bajo Egipto.

Paleta de Narmer, dónde se aprecia al faraón con la corona del Alto Egipto (a la izquierda), armado con una maza y castigando a los enemigos. A la derecha, lo vemos en caminando en procesión precedido por los estandartes. Cerca de su figura se observa el oxirrinco, un pez del Nilo, supuestamente asociado a este faraón. En el registro inferior dos animales fantásticos son enlazados representando la unión de las Dos Tierras. Más abajo, el toro (el rey) vence al enemigo.
(Museo Egipcio del Cairo)

Nejen era vieja incluso para los antiguos egipcios. El recuerdo de sus primeros reyes había permanecido en toda la historia del país en un símbolo llamado “las Almas de Nejem”, donde podemos ver viejas deidades con cabeza de chacal en actitud de un arcaico saludo.

Cabeza de halcón de Nején en oro con una corona de oreus y dos plumas de avestruz, también en oro.

El dios principal de la ciudad, Nejuni u Horus tenía un santuario muy primitivo, aunque relativamente grande, situado en el corazón de la ciudad. Como los viejos templos, estaba realizado con maderas, cañas y adobe.

En sus tumbas, a pesar de haber sido saqueadas desde antiguo, hemos podido encontrar pinturas, estatuillas y las primeras máscaras funerarias así como restos de la primera estatua en piedra de tamaño natural de Egipto.

Por los hallazgos encontrados en una de las tumbas que debió pertenecer a alguien de la élite y en otro de los templos de la ciudad, sabemos de una deidad representada por el escorpión y cuyo significado aún permanece en duda ya que algunos sugieren que representaría el poder real, mientras otros piensan que pudiera ser el culto de una deidad determinada, posiblemente relacionada con la diosa madre, protectora de la realeza. El escorpión era considerado como una buena madre, muy protectora de sus crías, de la manera como Isis cuidaba de Horus. Muy posteriormente, en el reino Nuevo, podemos encontrar algunas formas de Isis con escorpiones en la cabeza, así como a la diosa Selkis que toma forma de este animal y que está asociada a la protección y a la magia curativa, especialmente contra las mordeduras venenosas. Es la diosa que podemos ver protegiendo el sarcófago de Tutakamón.

Dibujo que ilustra una posible forma del santuario principal

Esta diosa escorpión primitiva de Nejen, bien podría haber sido la contraparte de la diosa buitre y la gran madre Nejbet de la ciudad de Nejab, al otro lado del río, diosa que se mostraba protegiendo a los reyes del Alto Egipto a lo largo de su larga historia. Su importancia queda marcada por la gran cantidad de

estatuillas de escorpiones encontradas en los depósitos de uno de los templo. Estas estatuillas, colocadas en estas tumbas predinásticas, pueden haber proporcionado la misma protección en el viaje hacia el renacimiento en el más allá.

Diosa escorpión protegiendo una de las cajas del sarcófago de Tutankhamon

Los griegos asimilaron a la diosa Nejbet con Ilítia, quien protegía los nacimientos por lo que, pudiera ser que esta diosa escorpión tuviera también una relación con los nacimientos. Así, no nos extrañaría encontrarla en la función de proteger al difunto en el nacimiento a la otra vida.

Estela del “faraón serpiente” en la forma del llamado serej, que muestra la fachada de palacio  y un Horus sobre una serpiente

Aunque no podemos asegurarlo, es probable que el uso tradicional de los faraones del llamado “nombre de Horus”, nombre que tomaban a raíz de su coronación, tenga su origen en los reyes de Nején o tal vez sea una costumbre aún más antigua. Vemos esta forma arcaica de representar el nombre del faraón en las estelas de Abydos Paralelamente a Nejen se desarrollaron otras ciudades predinásticas a la orilla del Nilo. Podemos destacar la antes nombrada Nejab o Nagada, llamada antiguamente Nubt, la “ciudad del oro” por las minas cercanas de este metal en el desierto, posteriormente conocida como Ombos, a las que dedicaremos otros artículos.

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