En el río de la vida,
cada uno de nosotros
intentamos alcanzar
una orilla despejada
para poder suavizar
los rigores de la marcha.
Y sin embargo parar…
¿no será lo que nos mata?
Cuanto vive se desata
en continuo movimiento.
¿Ves el viento cómo mueve
las arenas del desierto?
¿Ves el árbol que se eleva
hacia sus ramas más altas?
Y ese perro, siempre en guardia,
que obedece muy atento
cuanto su dueño le manda…
¡Vayamos, pues, adelante
con la conciencia despierta!
El Universo –¿distante?–,
¡nos aguarda en la cubierta!
Teresa Cubas Lara
teresacubaslara@gmail.com