Neith es una de las deidades más antiguas conocidas de Egipto. Por esto, a lo largo de tiempo va cambiando de funciones. Como muchas diosas, tiene una doble naturaleza: amable (como protectora) y feroz (como guerrera). Existe amplia evidencia de que ella fue una de las deidades más importantes de los períodos prehistórico y dinástico temprano y su veneración persistió hasta el final de la era faraónica. Su personaje era complejo ya que su mitología continuó creciendo a lo largo de este lapso de tiempo y, aunque muchos de los primeros mitos de la diosa se han perdido, su imagen sigue siendo la de una poderosa deidad cuyos roles abarcaban aspectos de esta vida y el más allá. Neith era una diosa asociada a la creación, a la sabiduría, la guerra, el tejido y adorada como diosa funeraria que cuidó y ayudó a vestir las almas de los muertos, especialmente las almas de los guerreros.

De acuerdo a la cosmología de Esna, Neith fue la creadora del mundo y esto la hizo ser la madre te todos los dioses. Fue adorada como creadora del nacimiento, por eso muchas veces la llamaban la madre de Ra, y también la madre (y a veces esposa) de Sobek, dios cocodrilo de la fertilidad, la vegetación y la vida. En otros mitos del Imperio Antiguo, es esposa de Seth y madre de Sobek. Conocida como la “amamantadora de cocodrilos” se convierte en protectora del faraón. También es protectora de Osiris y de Ra, con sus flechas que espantan los malos espíritus (“la vigilante de los sueños”). Por su asociación con el agua, se la considera también esposa de Khnum, el carnero.
En el Imperio Nuevo, se convierte en Diosa-Madre creadora y se la relaciona con las aguas primordiales. Crea a través de la palabra: genera el universo con siete palabras o flechas que dan origen a la colina primordial. Su gobierno es sobre todas las cosas que existen (“la tejedora del mundo”). Es diosa creadora virgen, madre de los dioses y de todo. Es la madre de Ra, dios del sol, y Apofis, dios serpiente del caos y las fuerzas maléficas (a este último lo creó escupiendo en las aguas primordiales de Num). En otro aspecto, es protectora de nacimientos al ser la primera diosa en dar a luz. Los sacerdotes de Neith eran médicos obstetras por eso se la identificaba como protectora de los nacimientos. En el muro de su templo estaba escrito: «Soy todo lo que ha sido, es, y será. Ningún mortal ha sido capaz de alzar el velo que me cubre».
Neith no tiene padres y se dice que nace en Libia. Era la patrona de la ciudad de Sais, en el delta del Nilo. También se la representa con la corona del Bajo Egipto.
Como diosa guerrera, se la llamaba «Dama del arco» y «Gobernante de Flechas». Quizás por eso su principal emblema fue un par de flechas cruzadas sobre el fondo de un escudo de cuero, aunque a veces también se la asoció al escarabajo. Al ser una Diosa guerrera, se le daba acceso a llevar a los guerreros muertos al otro mundo. Como diosa de la guerra y la sabiduría se podía decir que era la diosa de la guerra estratégica. Atenea tomará el arquetipo de Neith en el mundo griego. Siempre se la representa como extremadamente sabia, en la historia de Las contiendas de Horus y Set, resuelve la cuestión de quién gobernará Egipto y, por extensión, el mundo.
Como diosa funeraria, protege a los muertos. Es inventora del tejido que crea las vendas y las envolturas de los difuntos. También es la encargada de restaurar las almas, a las que ofrece pan y agua tras su largo viaje desde el mundo de los vivos. Junto a Isis, Neftis y Serket, protege la momia de Osiris (asociada a la protección del estómago). También aparece junto a Osiris, Anubis y Thoth como un juez justo de los muertos en la otra vida.





Está relacionada con Anat y Astarté de Fenicia, también con Ishtar de Mesopotamia, quien a su vez es asociada también con Inanna, diosa del amor y de la guerra sumeria.
Herodoto afirma que la gente de Sais estaba profundamente dedicada a Neith como la creadora y preservadora de todo y la identificaba con la diosa griega Atenea.
Platón también comenta sobre el vínculo entre Neith y Atenea en su diálogo Timeo, donde escribe: «Los ciudadanos [de Sais] tienen una deidad por fundadora; en la lengua egipcia la llaman Neith y afirman que es la misma a la que los helenos llaman Atenea”.

Plutarco señala su identificación como la fuerza creativa más poderosa del universo, quien escribe que el templo de Neith en Sais tenía esta inscripción: «Yo soy todo lo que ha sido, es y será. Ningún mortal ha podido vivir el velo que me cubre».
Su nombre, entre sus muchas otras connotaciones, enlaza con la palabra raíz de «tejer» que lleva consigo el significado de «hacer existir» o «crear» o «ser«.
La vida religiosa egipcia, se centraba en el concepto de armonía y equilibrio y hay muchas deidades, como Maat que encarnan y defienden este concepto. Neith también realizó esta función, esto se evidencia en el mito en el que se muestra a Neith como la madre de Ra, y también la madre de Apap, solo la presencia de ambos puede crear o generar esa armonía y equilibrio.
Es una diosa muy interesante que ha ido tomando diferentes atributos a través de las épocas, pero que por lo poco que se puede vislumbrar su significado debe haber sido mucho más importante y profundo de lo que hoy se cree.
Gimena Furlani y Lorena Diaz Perdiguero
(Artículo basado en el programa de estudio de Nueva Acrópolis)