Thot es el nombre griego de la antigua deidad denominada Djehuty por los egipcios. Como todos los Dioses egipcios, sus características fueron variando a lo largo de la historia, y también de región a región. Sin embargo, hay atributos que fueron más o menos constantes.

Se lo representa como Dios de todo conocimiento, contador de las estrellas, enumerador y medidor de la tierra, Señor del texto sagrado y de las leyes. Era el escriba de los Dioses y, por lo tanto, patrono de los escribas. Era también el Dios de la Luna y luce la corona combinada de la Luna creciente y la Luna llena sobre la cabeza. Thot es el Dios que da las «palabras sagradas», o palabras mágicas. Él es el poseedor de un gran conocimiento mágico y hábil sanador. Se lo llama también Visir de Osiris y trasmisor de su voluntad. Es también el “Regulador de las crecidas de las aguas”, señor del tiempo cíclico. También fue considerado el arquitecto que conocía los trazados y trayectorias de todas las cosas, el señor de los inventores y de la sabiduría.

Hay diferentes tradiciones que hablan de su nacimiento. En una de ellas, Thot nació de los labios de Ra al comienzo de la creación y era conocido como el “Dios sin madre”. En otra historia, Thot se creó a sí mismo al comienzo de los tiempos y, como un ibis, puso el huevo cósmico que contiene toda la creación (donde sería Heliópolis). En otra se lo describe naciendo de la cabeza de Seth, similar al alumbramiento de la Atenea griega.

Normalmente está estrechamente asociado con Ra y el concepto de orden y justicia divinos. Incluso en algunos mitos se la menciona como consorte de la Diosa Maat.

En cuanto a la iconografía, se lo representa como un Ibis, o como un hombre con cabeza de ibis. Normalmente con un tocado en forma de Luna, portando un estilo de caña y una tablilla de escriba. Otra forma de representación es como un mono cinocéfalo, en postura sentada, que puede estar coronado por el disco Lunar. Thot, también será el encargado de conducir la barca solar en su viaje por el inframundo.

Como el Dios de la Luna, tenía funciones celestiales y reemplazaba al Dios del Sol, Ra, en el cielo por la noche. Thot ayudaba a las deidades funerarias como mensajero y llevaba sus registros. De hecho, es el responsable de registrar el veredicto de la ceremonia de Juicio del Corazón.

Esta conexión con la Luna, lo convierte en inventor del calendario. El calcula los años, los cuales anota cuidadosamente. Se encarga de escribir los anales reales y los años de reinado de los monarcas junto a la Diosa Seshat, su consorte según la tradición de Hermópolis.

Thot siempre proporcionaba orientación a las deidades en los mitos, resolvía las quejas diarias comunes y creaba nuevas leyes para resolver las disputas. En Hermópolis, llevará el título de «El que separa a los combatientes», en relación a conflicto entre Horus y Seth. En este mismo mito, podemos apreciar su carácter de mago y sanador: durante las luchas de Seth y Horus por el trono, Seth le arranca el ojo a Horus. Y lo lleva al fin del mundo, donde lo arroja lejos para que la oscuridad cubriera todo. Toth viaja hasta más allá del fin del mundo en busca del ojo de Horus y lo encuentra destrozado. Miles de pedazos resultaron esparcidos, pero pacientemente, los vuelve a unir. Entonces combinando las partes, y sanándolo, restaura a Maat para el mundo.

Thot es el intermediario entre los Dioses entre sí y para con la humanidad. A él han de ser notificadas todas las órdenes para que las registre y sean cumplidas. Igualmente, y con frecuencia, Thot es el que ha de recordar a Ra que debe de actuar para hacerse respetar y hace las veces de consejero real.

Gonzalo García

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Nota editorial: es interesante destacar que la sabiduría, en muchas culturas tradicionales, estaba asociada a la capacidad de Discernimiento, es decir, de poder distinguir lo que vale de lo que no, lo esencial de lo perecedero. El ibis, como característica del animal, tiene la capacidad de escoger las aguas puras para hacer sus nidos; además, se alimenta de los huevos de cocodrilos, animal asociado simbólicamente a lo terrenal y “enemigo” de lo trascendente.