En el diálogo Fedro, Sócrates pronuncia un discurso para mejorar retóricamente las palabras de Lisias. Revela la importancia de la locura divina para alcanzar la verdad y critica a los poetas por su falta de sabiduría. Aparentemente contradictorio, Sócrates experimenta la locura divina mientras habla sobre el amor como una forma de superación de los límites humanos. Este estado de entusiasmo requiere la participación activa de la parte racional del alma. Platón, a través de Sócrates, no niega la divina locura, pero enfatiza que solo el filósofo es capaz de acceder a la verdad. Esta alegoría nos lleva a reflexionar sobre el poder transformador del amor y la locura.



