Mahoma y su mensaje

Mahoma, el profeta

El ángel Gabriel visitando a Mahoma para descender el Corán.

Como se mencionó anteriormente en el artículo «Mahoma: una reseña de su vida«, Mahoma llevó una vida usual a la de otras personas contemporáneas a él hasta sus casi cuarenta años, cuando comenzó a recibir las revelaciones del ángel Gabriel. Esto ocurrió un lunes por la noche, que se denominó “la noche del gran poder”, en uno de los retiros espirituales que solía realizar ceca de Mecca. Según la tradición, a Mahoma se le presentó un ángel y le dijo “¡La bendición sea contigo, oh Mahoma!”, ante esta situación él, asustado, creyó haberse vuelto loco y se dirigió hasta la cima de la montaña para quitarse la vida arrojándose desde allí. Pero el ángel lo tomó con sus alas evitando que lo hiciera y volvió a hablarle “¡Oh Mahoma, no temas, porque tú eres el profeta de Dios, y yo soy Gabriel, el ángel de Dios! “Al llegar a su hogar le relató a su mujer “Vagaba yo esta noche por la montaña, cuando la voz del ángel Gabriel resonó en mis oídos diciéndome: ‘En nombre del Señor que ha creado al hombre, y que viene a enseñar al género humano lo que no sabe, Mahoma, tu eres el profeta de Dios, yo soy Gabriel’. Tales han sido las palabras divinas y desde ese momento he sentido dentro de mí la fuerza profética”.
Durante treinta y dos años el ángel Gabriel dictó el Corán (Qur’an: deriva del verbo qara’a, que significa leer en voz alta, recitar o proclamar) a Mahoma. Se cree que era analfabeto, repetía el mensaje que recibía y sus seguidores lo memorizaban y repetían también, algunos de ellos fueron quienes se encargaron de transcribir el relato. Al parecer, Mahoma entraba en una especie de trance mientras narraba los versos descendidos del Corán, sus palabras eran difíciles de interpretar y, en esos momentos, sufría fenómenos físicos como palidez, sudor y desmayos.
Pero Mahoma, en su carácter de elegido por Alá, tuvo la posibilidad de estar en presencia de su Dios. Actualmente, la noche del 26 al 27 del mes de Rajab (séptimo en el calendario islámico, mes del respeto y de la abstinencia) es considerada sagrada, recibiendo el nombre de lailat a mi’raj, que significa “Noche de la Asención”. Este día conmemora el “viaje nocturno” de Mahoma desde Mecca a Jerusalén y desde allí al cielo para volver por la mañana nuevamente a su ciudad. “¡Gloria a Quien una noche hizo viajar a Su siervo desde la Mezquita Inviolable hasta la Mezquita más lejana, aquella cuyos alrededores hemos bendecido, para mostrarle parte de nuestros signos!” Aleya número 1 de la Sura del viaje nocturno, Corán. Cuando en esta aleya (rima o versículo) habla de la Mezquita Inviolable hace referencia a La Caaba, la más sagradas de las mezquitas. Cuando nombra a la Mezquita más lejana, se refiere a la Mezquita Haram al-quds, en ese momento mezquita prohibida, ubicada en Jerusalén.

Según la historia, Mahoma fue invitado a este viaje por el ángel Gabriel. Fue llevado todo el momento por un animal mitológico llamado Borak, el cual tendría un aroma muy agadable, cuerpo de caballo, rostro humano, orejas de elefante, cuello de camello, alas de águila, cola de mula, pezuñas de toro y todo su cuerpo estaba adornado con diamantes y oro. Mahoma fue llevado por los siete cielos y en cada uno de ellos encontró siete mensajeros. En el primer cielo halló varios ángeles, en el segundo encontró a Juan el bautista y a Jesús, en el tercero vio a David y a Salomón, en el cuarto cielo encontró a Adán y a un ángel de la muerte, en el quinto a un ángel gigante y a Enoc, y en el sexto a Moisés. Ya en el séptimo y último cielo vio un ángel enorme y maravilloso de setenta mil cabezas, de las cuales cada una tenía setenta mil caras y cada cara setenta mil bocas, a la vez cada boca contaba con setenta mil lenguas que hablaban setenta mil idiomas. Más alejado vio al Abraham para pasar, luego, a estar en presencia de Dios, a los pies del trono de Alá. Pero debe quedar en claro que, si bien Mahoma es el mensajero del Dios de los musulmanes, no puede ser símbolo de idolatría religiosa. Es clave entender que en la religión del Islam ninguna figura puede ser venerada a la par de Dios, ni siquiera su profeta. “Muhammad no es el padre de ninguno de vuestros hombres, sino que es el mensajero de Allah y el sello de los profetas” – Aleya número 39 de la Sura de los Coligados, Corán).

Mahoma ascendiendo a su Viaje Nocturno llevado por Borak

A diferencia de otras religiones, el Islam prohíbe la adoración de formas o personas, sólo existe la devoción a Alá. Como se puede ver, por ejemplo, en el cristianismo donde Jesús es considerado “el hijo de Dios”, en la fe islámica no encontramos ningunas definiciones de ese estilo. Muy por el contrario, durante todo el Corán vemos referencias claras indicando que nada puede estar a la par del Dios, que Alá no tiene hijos, ni padres ni hermanos. Si bien se reconoce a Jesús, entre otros, como profetas al igual que Mahoma, ninguno de ellos puede ser considerado por encima de esa categoría. Incluso aunque el Islam ratifica la existencia de los ángeles tampoco ellos podrán estar al nivel de Alá, sino que actúan según sus mandatos, ayudan a la humanidad y lo alaban en los cielos. “Di: Yo sólo soy un ser humano como vosotros al que se la ha sido inspirado que vuestro dios es un Único Dios, así pues, dirigíos a Él sin desviaros y pedidle perdón. Y perdición para los que Le atribuyen asociados” – Aleya número 6 de la Sura “Se han expresado con claridad”.
En referencia a esto cabe destacar que la palabra Islam deriva de la raíz árabe slm que significa paz, pureza, sumisión, salvación y obediencia a Dios. Los creyentes del Islam se llaman musulmanes, cuya palabra también deriva de la raíz árabe slm. Se puede notar con esto que la base de esta religión está en considerar a Dios en todo y por encima de todo. Podemos notar algunas de estas cuestiones incluso en la arquitectura de sus mezquitas, sitios sagrados para los musulmanes, que se encuentran elegantemente decoradas con formas geométricas, pero no hay rastros de fervor hacia símbolos o personas. Las formas básicas de las mezquitas, según la tradición, están inspiradas en la casa de Mahoma, que tenía varios pórticos y en donde se organizaban las oraciones. Las salas de rezo de las mezquitas deben estar orientadas hacia la ciudad de Mecca.

Mezquita del Imam Jomeini – Isfahán, Irán

“Di: ¡Hombres! Es cierto que yo soy para vosotros el Mensajero de Allah, a Quien pertenece la soberanía de los cielos y la tierra. No hay Dios sino Él, da la vida y da la muerte; así que creed en Él y en Su Mensajero, el Profeta iletrado que cree en Allah y en Sus palabras, seguidle para que tal vez os guieis” – Aleya 158 de la Sura Al-a’raf, Corán.

Intentando aproximarnos a la esencia de su mensaje

Las religiones y cultos, grandes o pequeños, han estado siempre bajo las leyes de lo orgánico. En mayor o menor tiempo alcanzaron su zénit de pureza y luego empezaron su proceso de envejecimiento acompañado de interpretaciones y conductas intrincadas. Sujetas, como todo lo perecedero, a leyes coyunturales y mundanas, van mutando su forma, quedando su esencia eterna tan desdibujada y cubierta por la frondosidad de lo fútil, que difícilmente pueda ser encontrada nuevamente.
Es importante entender el contexto y el momento en que estas manifestaciones de una sabiduría superior se concretan en el mundo humano. El caso del mensaje de Mahoma está íntegramente relacionado a su período histórico. Como ya he mencionado antes, tanto la geografía, la sociedad, la cultura, la religiosidad, y las circunstancias de toda índole de la época fueron formando un terreno fértil donde la semilla de monoteísmo árabe, que se encontraba en potencia, logró germinar al amparo del profeta.
Si las religiones en general son las expresiones en el mundo fenoménico de una esencia arquetípica y atemporal, ética y moralmente elevada, se entiende que esa fuerza trasciende al crisol de cultos manifestados.
Esa esencia de la religión, que en una de sus acepciones etimológicas es “unir” , es la que inspiró a Mahoma y mediante la cual buscó aglutinar a su pueblo, profundamente dividido y enemistado entre sus tribus, entendiendo que la división, la pobreza y la falta de progreso son resultado inherente de la desunión entre los seres humanos.
Buscando y profundizando, así, los ejes troncales que él sabía podrían poner el foco en lo que une y no en lo que separa, comenzó su labor y su guía para lograr la armonía, civilizar y enfocar los esfuerzos que llevarían a su pueblo al mayor desarrollo cultural y espiritual que concibió el mundo árabe. 
El mensaje de Mahoma busca recordarles a sus coetáneos los valores transcendentales, y poner luz sobre formas de obrar éticas entre las personas. Establece un código moral práctico para la vida en sociedad basado en el respeto, la higiene, la solidaridad, la alimentación y la conducta religiosa. Es importante destacar que, para todo musulmán, el Corán no fue escrito por Mahoma, como ya se mencionó anteriormente, él es el mensajero de las palabras de Alá. Éste es el texto sagrado y divino fundamental del Islam. En la tradición musulmana también encontramos otro texto llamado Sunna, que cuenta con diferentes Hádices: un hádiz es un breve relato que cuenta palabras, decisiones o formas de actuar de Mahoma y que fueron reunidas por sus compañeros. Los hádices sirven para establecer la Sunna que significa costumbre o modo y es la segunda fuente del Islam. En el Corán, Alá propone a Mahoma como ejemplo de conducta “Realmente en el Mensajero tenéis un hermoso ejemplo para quien tenga esperanza en Allah y en el Último día y recuerda mucho a Allah” – Aleya número 21 de la Sura de los coligados, Corán.

Momento de Salat, oración ritual en grupo en una Mezquita

Los pilares del Islam, que al día de hoy siguen siendo obligatorios para todos los musulmanes, consisten en cinco prácticas que atañen a aspectos espirituales y físicos, que demandan la acción o abstención y corresponden tanto a hombres como a mujeres. En estos pilares que aun hoy se conservan en la vida diaria de millones de personas, y que determinan a la religión islámica, encontramos algunos rastros de cuál fue el verdadero mensaje de Mahoma y su intención. Las obligaciones religiosas fundamentales son cinco:
*Shahada – profesión de fe: Se basa en reconocer la fidelidad a un solo dios, que es Alá y a su mensajero. Es un testimonio de fe, con el cual queda atestiguado que la persona no cree ni abala ningún otro dios. Para entender la esencia de este pilar hay que profundizar en la Shahada, la cual cuenta de dos partes que rezan de la siguiente manera: la ilaha il.la L.lah: No hay más divinidad que Dios – se advierte aquí que divinidad (ilaha) se escribe en minúscula para diferenciarlo de Dios (il.la L.ah: “sino Dios”) con mayúscula, haciendo oposición a cualquier otra cosa que se quiera poner a la altura de Alá. La segunda parte dice: Muhammad rasului L.lah: Mahoma es el mensajero de Dios. Al pronunciar la Shahada el musulmán declara que cree en el Islam como verdadera religión que se creó para corregir todas las religiones anteriores que fueron reveladas, que cree en Alá como único Dios, que él tiene el poder absoluto y que con nada ni nadie comparte estas características, y declara también que todo lo manifestado por Mahoma es revelado por Alá. Se ve claramente en este primer pilar la importancia de proclamar fervientemente la entidad única de Dios, alejando cualquier intento de confundir esta religión con cultos u otras religiones que no bogan por esta concepción monoteísta.
*Salat – oración ritual: Si bien hay varias clases de oraciones, la Salat constituye el deber fundamental de los musulmanes y es un elemento esencial de culto. Dista mucho de lo que asociamos con la palabra “rezo” normalmente, es decir esa imagen de un diálogo personal con Dios, ya que para los musulmanes Alá no es una segunda persona a la cual dirigirse. La experiencia de la Salat es la de fundirse con la creación. El término de ésta oración deriva del verbo Sal.la que es consumirse o abrasarse. Por eso este momento de oración es tan importante ya que la persona intensifica su sentido de trascendencia y manifiesta, a través también de gestos ya que no es una oración estática, su entrega total. Podemos ver que en este pilar se sigue profundizando en la unidad de Dios y a su

absolutidad. Algo muy especial de esta oración es que expresa la voluntad de construir una comunidad fundada en la experiencia unitaria, la hermandad y la igualdad, ya que una de sus prácticas es en grupos donde se encuentran físicamente muy juntos, en filas rectas orientados a Mecca. También se hace individualmente. Los musulmanes consideran que la Salat trae muchos beneficios ya que les permite purificar su alma de errores, alejarse de lo reprobable y ser más cuidadosos y respetuosos.

*Zakat – la limosna: Esta caridad obligatoria se basa en la ayuda a los necesitados. Se trata de la purificación de los bienes personales de una persona mediante una contribución destinada a los miembros que más necesitan en la comunidad. Este pilar puede tener dos formas de entenderse, una indica que el Islam considera que los bienes materiales son impuros, y que se purifican ayudando a los más débiles, y otra sería que Dios bendice y multiplica los bienes de aquellos que contribuyen con parte de estos para la comunidad u obras religiosas. La Zakat no es una limosna, sino el derecho del pobre y la obligación del pudiente. Este pilar trajo una forma organizada de ayuda social y los musulmanes lo ven como un símbolo de solidaridad. Podemos pensar en cómo ésta obligación del Islam, en su momento de surgimiento, buscaba lograr un sentido de comunidad en el que todos pudieran tener sus necesidades básicas cubiertas, donde el dar y el recibir formaban parte de un pedido manifiesto de Alá y que, así, todos aprendieran que el valor de lo material no hace a una persona más o menos cercana a Dios respecto a otra.

*Sawm – el ayuno anual: Se realiza en el noveno mes de calendario lunar, se lo conoce como mes del Ramadán. Durante este mes los musulmanes deben abstenerse de toda comida, bebida y actividad sexual desde el alba hasta el anochecer. Lo que busca este pilar es suministrar a los musulmanes los beneficios del ascetismo, es decir el control y disciplina sobre las necesidades del cuerpo y la purificación espiritual y física. Se considera que ésta idea del ayuno y sus beneficios ya se practicaba en el mundo árabe y que sutiles rastros de corrientes religiosas y de cultos de otros lugares calaron en la creación de este pilar.

Momento de oración en el ayuno.

*Hajj – la peregrinación:

Peregrinación a La Mecca.

La palabra hajj en árabe significaencaminarse a algún lugar para hacer una visita”. La peregrinación a la que se hace referencia es a la casa de Alá, es decir a la Kabba en Mecca y debe hacerla todo musulmán al menos una vez en la vida. Este es un lugar al que sólo pueden llegar los musulmanes y está prohibida la entrada para quien no profese la religión del Islam. Es un pilar de la fe y por lo tanto es un deber, pero al igual que los anteriores, considera excepciones. Esta hajj cuenta con diversos ritos, momentos y obligaciones, desde la forma de vestir, el cuidado y lavado del cuerpo, sentido en que se ingresa y se realizan los rezos y vueltas a la Kabba, etc. Poder realizar la peregrinación a Mecca es uno de los mayores anhelos de cualquier profesante del Islam. Se considera que, de practicarla bien, quien la realice saldrá de allí con sus pecados borrados para siempre. Este pilar conecta directamente con tradiciones anteriores correspondientes al paganismo árabe dada la importancia que, como hemos visto más arriba, tiene este lugar estimado sagrado desde antes de la aparición de Mahoma. Sitio que pasó a ser símbolo religioso de este credo, símbolo de la unión conquistada como una sola entidad alabando a un único Dios omnipresente y omnipotente. Lo que podemos ver a partir de este pilar es la búsqueda del encuentro de la comunidad en un solo emplazamiento sagrado que es el mismo para todos y donde no se perciben las diferencias que fuera de allí socialmente separan. Encuentro que no es sencillo de realizar, sino que supone esfuerzo y una fuerte reafirmación del sentimiento religioso. Se trata de ratificar y revalorizar la fe islámica entre quienes la practican.

El mensaje de Mahoma no se encuentra solamente en estos cinco pilares que se acaban de desarrollar. Podemos encontrarlos en todo el transcurrir del Corán y de la Sunna. Intentar hoy entender el sentido puro de lo que esta persona buscó reformar y afianzar debe hacerse, paradójicamente, a la luz de un pensamiento no religioso en los términos que hoy conocemos. Debemos ver los hechos, en los casos de surgimientos como estos en la historia, a la luz de algo inherente a todos más allá de las religiones que hoy, en vez de incluir, sectorizan y excluyen. Hay algo en cada uno de nosotros que, a la luz correcta de los valores, la ética y la moral, nos permiten encontrar lo común y verdadero en los mensajes de estos seres que dedicaron su vida a hablarnos sobre algo que trasciende su época y nos atañe a todos. Mahoma encarnó una búsqueda de unidad para acabar con las divisiones que vivía su sociedad. A través de mensajes que educaran la vida cotidiana como la vestimenta, la alimentación, las abluciones del cuerpo, la oración, el ayuno, la caridad, la identidad como grupo y la creencia en algo superior igual para todos, fue Mahoma quien, en el siglo seis, legó a la humidad un ideario de unidad física y mística que cambió los paradigmas que el mundo árabe había vivido hasta ese momento.

Lucía Appugliese

Fuentes:
-ISLAM, La religión de Alá. Cukar, Alejandra y Zabaleta, Igor. Edimat.
-Traducción-comentario del Noble Corán. Abdel Ghani Melara Navío. Darussalam.
-100 Hadices sobre modales islámicos. Abdul Jabír Muhammad y compilado por Equipo de Investigación de Darussalam. Syracuse University Collage of Law.
-Wikipedia

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