Aunque hoy el lenguaje simbólico y mitológico está en crisis, las culturas y civilizaciones que lograron trascender el tiempo se basaron en estos para desarrollarse. Los mitos, como símbolos en movimiento, encuentran su raíz en las profundidades del ser humano.
Cuando observamos hacia atrás el camino realizado por la humanidad, es posible encontrar una relación íntima entre la mitología y la historia. Mientras la historia se encarga de recuperar los hechos concretos, materiales y cronológicos, los mitos nos brindan información sobre las realidades psicológicas de los pueblos, de sus valores y símbolos.
La mitología nos habla de los ideales que fundan las culturas y, a diferencia de la historia, parece ser atemporal y universal. La historia puede ser plasmada sobre una línea del tiempo y en un lugar determinado, pero la mitología no. A los mitos no les pasa el tiempo, por lo que brindan un sentido y una finalidad trascendente a los pueblos. Sobre mitos se fundaron siempre las culturas y las civilizaciones. Para estos pueblos, la historia corría cuando los mitos lograban manifestarse.
Los mitos tenían además una función pedagógica, pues brindaban modelos de vida, ejemplos a seguir para alcanzar los valores atemporales. La mitología acercaba respuestas a las preguntas propias del ser humano: ¿Quién soy?, ¿qué soy?, ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?, ¿para qué?
Según la mitología griega, el universo se origina del Caos Primordial. En esta instancia el Todo y la Nada se encontraban en potencia. De este superorden emana Gea, la Diosa Madre, símbolo de la Tierra, quien concibe por si misma a Urano, el Dios del Cielo y Padre Cósmico. Entre ellos forman la primera pareja de la naturaleza.

De Urano y Gea nacen entre otros seres, 12 titanes. En la Teogonía, Hesíodo narra que Urano retenía a sus hijos en el seno de su madre cuando estaban a punto de nacer. Gea tramó un plan para vengar la injuria: talló una hoz y pidió ayuda a sus hijos. Solo Cronos, el último en nacer, estuvo dispuesto a cumplir con su obligación. Cronos, luego de castrar a su padre, ocupa su lugar dando vida a una nueva “dinastía”. Desde ese momento se instalan los titanes en el gobierno del mundo.

Cronos fue simbolizado como el tiempo y se lo representaba como un hombre anciano con una hoz. Con su reinado surgen las épocas y la división de los ciclos. Por este motivo Cronos estaba también relacionado con las cosechas y las sucesivas etapas que se desarrollan a lo largo del año.

Cronos gobernó durante la mítica edad dorada, donde no se necesitaban leyes ni reglas: todos hacían lo correcto y no existía la inmoralidad. La humanidad durante este período habría vivido en un estado ideal siendo pura e inmortal. En la edad de oro no se conoce ni la guerra, ni el trabajo, ni la vejez, ni la enfermedad, pues la tierra produce bienes en cantidad suficiente para satisfacer todas las necesidades y, por consiguiente, no hay razón para que surja ningún conflicto. Los humanos vivían como si fueran dioses[1]. Eran siempre jóvenes y fuertes y no conocían la muerte.
Pero como la naturaleza es cíclica, Cronos supo de Gea que estaba destinado a ser derrocado por uno de sus propios hijos, como él había hecho con su padre. Por eso se tragaba a sus descendientes[2] tan pronto como nacían. Cuando iba a nacer su sexto hijo, Zeus, Rea pidió a Gea que pensara un plan para salvarlos y que así finalmente Cronos tuviese el justo castigo. Rea dio a luz en secreto a Zeus en la isla de Creta y entregó a Cronos una piedra envuelta en pañales, que este tragó enseguida creyendo que era su hijo. Rea escondió a Zeus en una cueva del Monte Ida en Creta y diversas son las versiones que relatan su infancia.

Una vez adulto Zeus se enfrentó a su padre, Cronos, obligándole a regurgitar la piedra y a sus cinco hermanos. Luego libera del Tártaro a los hermanos de su padre: los hecatónquiros y los cíclopes. Estos últimos en agradecimiento le regalan el rayo.
Una gran guerra llamada la Titanomaquía se desata. Zeus y sus hermanos y hermanas junto con los Hecatónquiros y Cíclopes, derrotaron a Cronos y a los restantes Titanes, que fueron encerrados en el Tártaro, en lo más profundo de la tierra.

Zeus se coronó como el Rey del Cielo, gobernando sobre todo lo visible, fue considerado el Padre de los Dioses. Uno de sus símbolos principales fue el águila, por tener la capacidad de ver a lo ancho, de poder observar en lo general y en el detalle. Mientras que otro símbolo con el que lo vamos a encontrar fue el rayo, representando la voluntad divina que llegaba a la tierra. Voluntad que le permitía crear en el mundo.
Con el Olimpo conformado, la humanidad atravesó otras etapas, pasando por la edad de plata, de bronce y de los héroes. Finalizada esta última, Zeus creó una nueva humanidad durante la llamada la edad de hierro. Lo seres humanos, a diferencia de la edad dorada, ahora conocían el dolor, la fatiga y algunas alegrías mezclada con los males; pero sobre todo, ya eran mortales. Una vez con Zeus gobernando el mundo, mujeres y hombres conocen los ciclos de vida-muerte como hoy los entendemos; con Zeus surge nuestra historia humana.
El rol del ser humano según las escuelas de filosofía a la manera clásica, es el de recuperar la conciencia de lo sagrado. Es el de revivir la unión con uno mismo, con el resto de la humanidad y con la naturaleza para volver a lo atemporal. Si creemos que el tiempo y la evolución se manifiestan de manera cíclica, nos encontramos en un punto de inflexión. Este sería entonces, el momento en que como humanidad deberíamos volver a convertirnos en héroes, para así comenzar un camino de regreso a las edades doradas.
En el decir de los filósofos clásicos, la voluntad, atributo de Zeus, también se encuentra presente en el ser humano y es la mayor fuerza capaz de ser canalizada por este. La voluntad es el impulso necesario para desarrollar las virtudes y poner en práctica los valores atemporales. La buena voluntad nos lleva a actuar por deber y no por egoísmo, en el decir del filósofo alemán Kant; esto nos brinda la libertad y la paz, que perdimos luego de la edad de oro.

Sabemos de la mitología que, cuando la voluntad (Zeus) vence al tiempo (Cronos) comienza la historia y como un reflejo, también el ser humano es capaz de lograrlo. Tal vez sea momento de poner nuestra voluntad en la práctica, vivir los valores humanos y hacer andar la rueda del tiempo dándole vida a la historia; la historia de un mundo nuevo y mejor.
Franco P. Soffietti
[1] Estos relatos se encuentran en el poema “Trabajos y días” de Hesíodo.
[2] Cronos junto a su hermana Rea tendrán seis hijos: Hestia, Deméter, Hera, Hades, Poseidón y Zeus.
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