En este artículo vamos a hablar sobre Plotino, el alma y la belleza.
Particularmente sus enseñanzas son complejas y tienen un matiz místico muy característico. Entonces para entender su filosofía, es necesario intentar, en la medida de cada uno, despojarse de lo mundano y elevar el corazón, para entender lo que nos quiere transmitir con sus enseñanzas.
De Plotino en sí no sabemos mucho porque él fue bastante despojado de su historia y los pocos datos que conocemos son porque su discípulo, Porfirio, nos ha dejado. La obra principal de Porfirio fue la recopilación de las enseñanzas de su maestro en las Enéadas. Aquí reside la trascendencia de su discípulo, en continuar la obra de su predecesor, que además lo acompañó durante sus últimos años.
Entonces lo que sabemos de Plotino es que nace en Likópolis (provincia romana de Egipto) en el año 205 de nuestra era. Desde niño, Plotino tenía inquietudes y búsquedas, por lo que viaja a Alejandría donde conoce a Amonio Saccas, extraño personaje de la historia que acercará a Plotino a las enseñanzas de Platón. Se dice que Plotino es el padre del Neoplatonismo ya que recupera todas las enseñanzas del filósofo griego. Plotino empieza a estudiar filosofía a los 28 años, luego hace diferentes viajes y a los 40 años abre su propia escuela de filosofía en Roma, la cual se mantiene hasta antes de morir por una enfermedad a los 66 años.

El Alma del Mundo y el Alma Humana
Plotino habla sobre el Mundo de las Ideas y el mundo de lo manifestado, partiendo de la idea de Lo Uno, La Unidad básica del Universo, de la cual surge una tríada divina (tríada que tienen todas las culturas). Esta trinidad, explicada en términos filosóficos estará constituida por el Ser, la Inteligencia y la Creación. De esta tríada además surge el Alma del Mundo, la cual anima y da vida al mundo manifestado.
Plotino considera que el alma humana, que está en cada uno de nosotros, proviene de esta Alma Universal; por lo tanto, nuestra alma es parte del alma universal. El deber natural del ser humano, sería conectarse conscientemente con esta Alma Universal; volver a unirse con lo divino. En esta idea, Plotino sintetiza sus enseñanzas.
Para lograrlo el alma tiene dos movimientos, uno ascendente y el otro descendente. El primero es el que puede realizar el ser humano mediante la organización y la contemplación.
El trabajo de organización es el que permite lograr el perfecto equilibrio y la armonía en la personalidad. En la medida que uno mismo aprende a organizarse y comportarse como un organismo, donde todas sus partes forman un conjunto vivo y consciente, se puede llegar a una conexión con el plano metafísico, con el Mundo de las Ideas, a través de la contemplación. Ambos trabajos son necesarios para buscar la conexión con lo divino.
Plotino menciona que el alma es atemporal. Además, tiene una cualidad muy particular: el alma es divisible pero no se fracciona, así como la música, por ejemplo, que llega a múltiples personas, pero a todas les alcanza la misma “cantidad”.
El alma llega a cada uno de nosotros de manera individual, pero sin fraccionarse de la Unidad básica del Cosmos; por lo tanto, nos mantiene unidos, entre nosotros como humanidad y al Alma Universal. Como el alma humana pertenece al Alma del Mundo, siempre tenderá a recuperar su esencia. El ser humano, por su naturaleza, tendrá siempre esa inquietud de buscar la unidad en el seno del Alma Universal.
Sobre la Belleza y el Amor
Explicando esto, Plotino habla en la Enéada 6 sobre la Belleza y el Amor.

En cuanto a la Belleza, menciona que existe una belleza sensible, que puede ser captada a través de los sentidos de cosas “exteriormente” bellas. Podemos ver lo bello, oler lo bello, sentir lo bello, cualidad del mundo manifestado; es una belleza más física.
Luego hay otro tipo de belleza, una Belleza superior que se puede percibir a través de los hábitos, las actitudes, las acciones, las virtudes como la justicia y la generosidad, y también a través la ciencia y la comprensión de las leyes naturales.
Menciona también una Belleza Arquetípica, que Platón ubicará en el Mundo de las Ideas; de este arquetipo se desprende el resto de la belleza del mundo.
En el renacimiento se vuelven a tomar las ideas del Neoplatonismo y las enseñanzas de Plotino. En Florencia se abrirá nuevamente “La Academia”, siguiendo el modelo platónico y el trabajo legado a la humanidad se puede ver a través de las obras de arte como pinturas o esculturas. En estas se plasmó la idea de Belleza, no solamente en la proporción o en la perfección técnica, sino también en la búsqueda de la Belleza metafísica. Pinturas donde, además de contemplar la belleza estética, se pueda percibir la esencia, una idea que inspira y haga conectar con lo sagrado.
Los objetos pasan a ser bellos cuando se logra capturar la belleza arquetípica y pura; mencionaban los neoplatónicos que nuestras almas inquietas, al ser parte del Alma Universal, van buscar Lo Bello (que está más allá de las formas). Los hábitos, costumbres y virtudes bellas como la solidaridad, justicia, generosidad o la templanza nos despiertan y nos permiten captar esa belleza arquetípica.
Afrodita Uranos y Afrodita Pandemos
Plotino al hablar de la belleza toma un mito que comentó Sócrates en El Banquete. En este dialoga sobre Afrodita Uranos y Afrodita Pandemos. La belleza se puede ver desde estas dos perspectivas. La belleza arquetípica, que se puede percibir a través de Afrodita Uranos y la belleza manifestada que se puede ver a través de Afrodita Pandemos.
Afrodita es la diosa del amor y la belleza en la mitología griega. Afrodita Uranos es la que nace directamente del homónimo dios del Cielo. En cambio, Afrodita Pandemos es la Afrodita que nace de Zeus y Dione. Si bien se mencionan dos Afroditas, no dejan de ser dos manifestaciones de una misma idea. Afrodita Uranos es la esencia, la Belleza Arquetípica, mientras que Afrodita Pandemos es la belleza del mundo manifestado.

El ser humano y el Alma Universal
Cuando el alma encarna en la personalidad, se oscurece teñida por las pasiones y olvidar su esencia y su origen. Lo que el ser humano puede hacer, y por tanto es responsable de lograrlo, es luchar para que su alma vuelva a recordar su origen y se pueda re-conectar con el Alma Universal.
Como se ve en la escultura de Rodin llamada El Aprendiz, cada persona puede y debe esculpirse a sí mismo a través de actitudes buenas, para convertir un bloque de piedra amorfo, en una Bella obra y así sacar a la luz la belleza de su alma. Plotino nos recuerda que: “Todo es bello para aquel que tiene el alma bella”.
Según Plotino, el amor es el motor de todo altruismo, de las acciones sin deseo de recompensa y que impulsan al ser humano para hacer el bien. El amor es el impulso de volver a unirse con lo divino e inspirarse por Afrodita Uranos, para permitir que nuestra alma se eleve hacia su origen eterno, y así lo expresó Plotino en sus últimas palabras:
“Me esfuerzo por hacer subir lo que hay Divino en mí, con lo que hay Divino en el universo.”
Equipo de RevistAcrópolis
Artículo basado en la Micro-charla: “La Belleza y el Amor en Plotino”, dictada por María de Jesús Cuadro el 12 de mayo de 2020 en Córdoba, Argentina.
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